Por fin!!! Tras ya no se cuantas horas de vuelo por fin pisamos suelo australiano, la verdad que este último vuelo es una salvajada, 14 horas de vuelo son demasiadas, cierto que era un A380 y es cómodo pero se hace eterno. Lo que si al menos hemos conseguido acoplar nuestro cuerpo al horario de aquí pudiendo dormir varias horas en el avión (tantos años de guardia han perfeccionado mi técnica de dormir en diversos lugares) y ahora estamos bastante mejor que en Dubai, estamos bien despiertos y con un cansancio encima aceptable, ningún problema en la aduana ni con las maletas, fue todo más bien rápido.
Al salir necesitamos cambiar dinero, sabemos que en un aeropuerto es una estafa pero no queda otra, cambiamos 100€ para poder coger un taxi y tener algo de sobra, primer robo, nos acaban de tangar 30$ con el cambio (nos cambian a 0'55 en vez de a 0'69) todavía nos pregunta el tipo que porque no cambiamos más... No te jode... El resto lo cambiaremos en un banco luego, allí también te roban pero sabe distinto...
Por fin llegamos al hotel, todavía es pronto, son las 9 de la mañana y no está la habitación pero nos guardan las maletas y nos ofrecen una habitación para poder ducharnos y cambiarnos de ropa (llevamos dos días con la misma ropa). Una vez arreglados nos ponemos en marcha.
La verdad que Sydney me ha encantado como ciudad, es una pasada, ciudad tranquila que no aburrida, limpia, con muchas zonas verdes, bastante ambiente, salvo el distrito financiero el resto son todo edificios de no muchas plantas, casas antiguas con aspecto colonial inglés, tráfico acrptable... Sin duda se añade a mi lista de ciudades donde se puede vivir sin ningún problema.
Empezamos nuestra ruta por Darling Harbour, zona de ocio con muchos restaurantes y sitios donde tomar una copa, hay bastante ambientillo, se nota que está empezando la primavera y aunque aquí el invierno no es muy duro, en cuanto sale un poco el sol y sube la temperatura salen todos a la calle y con poca ropa, aunque vivan en otra isla son ingleses y eso se lleva dentro... Callejeamos bastante y llegamos al barrio de Circular Quay o en castellano, muelle circular, aquí es donde está el edificio más famoso de Sydney, la Ópera y el Harbour Bridge donde todos los fines de año hacen sus fuegos artificiales, nuevamente es una zona bastante animada, con mucha gente, en especial japoneses. La verdad que es un edificio famoso y uno lo ha visto tantas veces y ha oído hablar tanto de él que te hace ilusión verlo pero que tampoco da para más, fotos de rigor y listo, cierto que es una zona muy bonita y merece la pena venir a verlo pero no es algo espectacular.
Siguiente objetivo ir a Bondi Beach, la playa más famosa de Sydney, famosa también por sus incidentes entre tiburones y surfistas, escenario de la serie de National Geographic, Los Vigilantes de Bondi Beach, imagino que si lo hacen no es porque allí nunca pase nada. Nos apetece tomar una cerveza pero desechamos la idea de tomarla en la ópera porque imagino que te pueden sacar los ojos (me viene a la cabeza el anuncio ese de seguros....Eeerrroooooorrrr). Para ir hay que coger la guagua asi que tras averiguar cual y donde se compra el billete buscamos la parada, no fue fácil sobretodo porque un p... chino casi nos engaña como tal, nos mandaba en la dirección opuesta, en fin tras hacer la pregunta tonta de la semana, en que parada es la playa? En la playa responde el chófer.... En fin, cosas del jet lag, lo que debió pensar de nosotros.... Tras media horita de camino llegamos, la verdad que es una zona muy bonita y se ve que aquí viven los del taco.... Vaya casitas y vaya coches. Es una playa muy como las del norte de España, recuerda un poco a La Concha en San Sebastián
La playa esta llena de surfistas, el baño solo está permitido en zonas delimitadas por unas banderas, asi se acota mas la zona donde los vigilantes están atentos a posibles sombras en el agua que hagan sospechar la presencia de tiburones... Que ya son ganas de hacer el indio, hacer surf en una zona donde hay tiburones... Para decepción nuestra no vino ninguno hoy de visita pero nosotros si y había que tomarse la primera cerveza del viaje, por primera vez nos sentamos tranquilamente a tomarnos una cerveza helada, nos ayudó a recargar baterias. Continuamos con el paseo y ya que en el viaje nos espera bastante desierto, nos apeteció aprovechar que estamos en la costa y comer pescado. Buena elección, estaba riquisimo, nos invitaron primero a un sashimi de atún y luego un pescadito a la plancha muy rico.
De vuelta a la ciudad, ya el cansancio hace mella pero necesitamos seguir en pie porque si queremos adaptarnos al horario no debemos dormir todavía, en la guagua de vuelta ya Raúl se viene abajo y empieza a dar cabezadas, mucho gimnasio, mucho cuerpo pero ahi está, como una nenaza quedándose dormido, voy a tener que apagarle el bluetooth, el wifi y el 3G a ver si asi le dura mas su batería... Consigo mantenerlo despierto, esto parece como en las películas que cada vez que alguien se está muriendo hay alguien al lado, "no te duermas!!!, sigue aqui conmigo!!!"
Damos nuestro último paseo por el centro, lleno de tiendas y de centros comerciales, todo bastante pijo, son todo tiendas de marca y como no pensamos comprar nada aquí empezamos a poner rumbo de vuelta al hotel. Tenemos que comprarnos algo para la cena y como no queremos cargar con bolsas lo dejamos para cuando estemos más cerca del hotel, pero que pasa cuando haces eso?.... Pues que cerca del hotel no hay tiendas asi que nos toca buscar algo donde podamos comprar. Solo hay algo parecido a los 24h en España pero con productos muy raros y en chino asi que compramos lo que podemos y nos da menos asco, el dependiente de la tienda nos pregunta si somos suizos, será porque somos rubios y de ojos claros.... Le decimos que no, que españoles, a estas alturas ya no nos da el cerebro para decir nada ingenioso, además el tipo era simpático y resulta que su hermano vive en Salamanca y como muchos extranjeros cuando les dices que eres español empiezan a hablarte en italiano... Ni nos molestamos en decírselo, emprendemos la marcha hacia el hotel y al llegar vemos un enorme y precioso supermercado al ladito mismo del hotel, donde podríamos haber hecho una compra bastante más digna, pero ya era tarde y además es una cuestión de orgullo... Asi que al hotel a dormir que hace mas de 48 horas que no duermo en una cama.
Mañana cogeremos el coche y empieza nuestra ruta por Australia, quizás Sydney merezca más días pero si queremos hacer un viaje como este no tenemos tiempo para más, hemos visto lo más destacado y hemos caminado bastante por la ciudad, a mi me supo, me parece que para un día le hemos sacado bastante rendimiento.
Mañana nos vamos a Eden, no me he puesto místico, se llama así el pueblo, 476km para llegar al extremo suroeste de Australia, ya os contaré.
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